RSC - Para erradicar la pobreza en el mundo hace falta mucho más que buenas intenciones

RSC - RSE - Responsabilidad Social



El día 17 de octubre, se celebra en todo el mundo el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, una fecha señalada por Naciones Unidas para concienciar y sensibilizar sobre esta lacra que azota el Planeta.

Y es que, como bien señala la campaña de este año, la pobreza no está en crisis. Los datos proporcionados por la FAO son demoledores, 925 millones de personas viven en siuación de extrema pobreza en el mundo, subsistiendo con ingresos inferiores a 1 dolar por día.

En la Cumbre del Milenio, los países se comprometieron a reducir estas cifras a la mitad en el año 2015, pero este objetivo parece un ejercicio de Ciencia Ficción sin el compromiso y la aportación de todos.

A la extrema pobreza se la combate desde el trabajo decente, la educación y la compra responsable.

Las empresas tienen mucho que aportar a las comunidades locales en las que operan contribuyendo a mejorar las condiciones de vida de sus trabajadores directos, así como aquellos otros indirectos que participan en su cadena de suministro. Para ello, deben asegurar condiciones laborales dignas de los empleados y mejores condiciones de vida a sus familias, basadas en los preceptos de la OIT y la Norma SA8000, y en un ejercicio de Responsabilidad Social. Deben fomentar la compra ética y responsable y contribuir a un desarrollo sostenible desde el punto de vista social y de los recursos naturales. Deben formar a sus productores en Responsabilidad Social y contribuir con medios y recursos humanos y materiales. Deben también velar por la gestión de riesgos de incumplimiento para evitar la explotación de las personas y la corrupción.

La colaboración de las empresas con las ONGs y la cooperación con las Administraciones para el fomento del desarrollo local de las comunidades en donde operan, es realmente necesaria para contribuir a cambiar la situación actual.

La Sociedad, y cada uno de nosotros como consumidores, debemos exigir la procedencia lícita y ética de los artículos que consumimos, solicitando mayor información y una gestión escrupulosa por parte de las empresas.

Sólo desde una perspectiva de cooperación y colaboración, podrá hacerse posible la consecución de este objetivo.

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