¿Cómo hacer una gestión responsable de la cadena de suministro?
Lo que no se hace por convicción, se hace por necesidad. Aunque lo primero es mucho más deseable y sano. Las empresas que ignoran a su cadena de suministro, ponen en peligro sus posibilidades de supervivencia futuras en el mercado.
La gestión de la cadena de suministro comienza con la elaboración de un cuadro de riesgos que tenga en cuenta los países de origen donde se fabrica, como aplican sus proveedores los derechos humanos y laborales, las condiciones de vida de las personas y sus familias, la seguridad, la salud y la higiene laboral, y también si aplican procesos de producción limpios y respetuosos con el Entorno.
Los riegos pueden tener diferentes orígenes. Así, pueden derivarse de razones geográficas y políticas, por ejemplo, aquellos proveedores procedentes de países con regímenes autoritarios o democracias poco afianzadas y grandes desigualdades sociales.
El sector de producción puede ser otro indicador de riesgo. Podemos pensar en sectores con grandes riesgos para el Medio Ambiente o la Salud en sus procesos de fabricación.
También los propios productos en sí, el tipo de productos, pueden ser causantes de graves daños al entorno o a la salud de los consumidores o de los trabajadores que los manipulan, así como la gestión de sus residuos al final del ciclo de vida útil.
El cuadro de riesgos definirá el nivel de peligrosidad en incumplimiento que genera la cadena de suministro. Una vez definido, obtendremos un diagnóstico inicial.
Se creará un código de conducta que los proveedores deben asumir y se establecerán políticas y medidas concretas.
La empresa debe realizar auditorías internas a los proveedores. Estas auditorías deberán basarse en encuestas y entrevistas personales con los directivos, los trabajadores y los representantes sindicales, visitas e inspecciones a las fábricas para obtener conocimiento en cuestiones tales como la conciliación de la vida laboral y familiar, las condiciones salariales, la igualdad, la seguridad y salud en el trabajo, el Medio Ambiente…
Las auditorías internas pueden ser complementadas con auditorías externas que permitan la certificación por un tercero.
Estas auditorías servirán para encontrar posibles deficiencias y elaborar un Informe de situación y mejora. Hay que dar a los proveedores la oportunidad de cambiar esas situaciones, pero también marcar unos objetivos concretos y estrictos así como unos plazos para su cumplimiento.
El diálogo con los proveedores debe estar en la base de todo el proceso. Se trata de adecuar y mejorar, no necesariamente de excluir. La exclusión sólo debe darse en el caso de que los proveedores no atiendan o desestimen las medias correctoras. La empresa debe apoyar a sus proveedores con recursos, personal de apoyo y formación que facilite el proceso a los proveedores.
El proceso de gestión de la cadena de suministro debe contemplarse siempre como una rueda de mejora y progreso continuo a lo largo del tiempo, para evitar otros riesgos potenciales en el futuro.
La gestión de la cadena de suministro comienza con la elaboración de un cuadro de riesgos que tenga en cuenta los países de origen donde se fabrica, como aplican sus proveedores los derechos humanos y laborales, las condiciones de vida de las personas y sus familias, la seguridad, la salud y la higiene laboral, y también si aplican procesos de producción limpios y respetuosos con el Entorno.
Los riegos pueden tener diferentes orígenes. Así, pueden derivarse de razones geográficas y políticas, por ejemplo, aquellos proveedores procedentes de países con regímenes autoritarios o democracias poco afianzadas y grandes desigualdades sociales.
El sector de producción puede ser otro indicador de riesgo. Podemos pensar en sectores con grandes riesgos para el Medio Ambiente o la Salud en sus procesos de fabricación.
También los propios productos en sí, el tipo de productos, pueden ser causantes de graves daños al entorno o a la salud de los consumidores o de los trabajadores que los manipulan, así como la gestión de sus residuos al final del ciclo de vida útil.
El cuadro de riesgos definirá el nivel de peligrosidad en incumplimiento que genera la cadena de suministro. Una vez definido, obtendremos un diagnóstico inicial.
Se creará un código de conducta que los proveedores deben asumir y se establecerán políticas y medidas concretas.
La empresa debe realizar auditorías internas a los proveedores. Estas auditorías deberán basarse en encuestas y entrevistas personales con los directivos, los trabajadores y los representantes sindicales, visitas e inspecciones a las fábricas para obtener conocimiento en cuestiones tales como la conciliación de la vida laboral y familiar, las condiciones salariales, la igualdad, la seguridad y salud en el trabajo, el Medio Ambiente…
Las auditorías internas pueden ser complementadas con auditorías externas que permitan la certificación por un tercero.
Estas auditorías servirán para encontrar posibles deficiencias y elaborar un Informe de situación y mejora. Hay que dar a los proveedores la oportunidad de cambiar esas situaciones, pero también marcar unos objetivos concretos y estrictos así como unos plazos para su cumplimiento.
El diálogo con los proveedores debe estar en la base de todo el proceso. Se trata de adecuar y mejorar, no necesariamente de excluir. La exclusión sólo debe darse en el caso de que los proveedores no atiendan o desestimen las medias correctoras. La empresa debe apoyar a sus proveedores con recursos, personal de apoyo y formación que facilite el proceso a los proveedores.
El proceso de gestión de la cadena de suministro debe contemplarse siempre como una rueda de mejora y progreso continuo a lo largo del tiempo, para evitar otros riesgos potenciales en el futuro.
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